Cada día, nuevas emociones en cosas que nos rodean. Cada día, conservar el poder de la sorpresa, de la mirada de niño. Cada día empezar de nuevo, con ojos abiertos, sin expectativas.
Me voy a ver correr el agua. Me voy a ver el cielo azul. A escuchar los pinos, los insectos. A ver las aves volar. Me voy a sentir el presente, a no pensar. Cuando regrese, seguiré mi vida desde ese momento.
"El zen es una escuela interior que nos enseña a afrontar los retos cotidianos con claridad y armonía. (...) Vivir el zen es dejar atrás el ruido del mundo, desactivar las prisas y entrar en un espacio de calma y concentración que es el semillero de la creatividad".Francis Amalfi, "365 zen".
Imposible e innecesario expresarlo de otro modo. Pocas palabras, pocas sensaciones, lo justo para la introspección y la comunión con lo que nos rodea. Sin dejar lo real atrás, viviendo el presente, con la intensidad de quien se sumerge en la Naturaleza y se deja llevar. Eso es zen.
Olas de arena fina que se amoldan a las piedras del camino. Camino blanco de elegante suavidad. Pañuelo para los sentidos, sueño en el desconsuelo. Blanco y negro; no pienses, traza líneas en el suave mar. Enciende las velas de la esperanza y cuando acabes, siéntelo. Ponle un nombre que lo exprese... porque no es la nada, es el TODO.